Mientras ellos jugaban y cantaban,
el tercer cerdito seguía construyendo
su casa de ladrillos. Sus dos hermanos
se burlaban de él por trabajar tanto,
pero a él no le molestaba. Todo lo contrario, pues dijo: “¡Ya verán que
sucederá cuando llegue el lobo feroz!”.
No tardó mucho para que el lobo feroz se acercara
a las casas de los tres cerditos, mientras ellos
estaban afuera. Todos los cerditos corrieron a
su casa para esconderse. "Cerdito, cerdito, ¡déjame entrar!", dijo el lobo al
primer cerdito. "¡Ni loco te dejaré pasar!", contestó
el primer cerdito con valentía. "¡Entonces soplaré
y soplaré y la casita derribaré!", dijo el lobo.